martes, 15 de junio de 2010

Esa vieja discusión...



En la actualidad el graffiti no es un espacio creativo completamente abierto o aceptado por los círculos de artistas salidos de una academia, o bien por quienes detentan el poder en una ciudad. Muy al contrario, este último lo ha intentado cerrar y tomar buscando el mayor beneficio de la situación; llegando al punto en que se interpreta como una amenaza social. Sin embargo, la creación de leyes que prohíben esta forma de expresión ha tenido un efecto contraproducente: sabemos que lo prohibido atrae más al ser humano, esto provoca que las paredes de las ciudades e inclusive de zonas alejadas del país se llenen cada vez más de imágenes que el poder no puede controlar, y que se han extendido a distintas superficies como mobiliario, aceras, puertas, entre otros. En el caso costarricense, el graffiti es considerado por el Gobierno como un acto vandálico de destrucción de la propiedad tanto privada como pública, y su práctica ha sido suprimida principalmente por la policía que puede arrestar a los graffiteros cuando los encuentra en el momento en que pintan, o bien cobrar multas, decomisar sus materiales, y demás acciones represivas, llegando inclusive a la agresión física: "me han llevado a la comisaría, me han mandado todo lleno de pintura a la casa, me han pegado, bueno, todo lo que usted se pueda imaginar..."
Ahora bien, dependiendo desde el punto de vista con que se vea el graffiti, su percepción puede variar entre "arte" y "vandalismo". Hay que recordar que una considerable cantidad de las personas que lo ven como un acto irracional e inclusive salvaje de destrucción de la propiedad manejan conceptos artísticos oficialistas basados principalmente en los cánones occidentales de lo que se percibe como bello y agradable a la vista. Esto lleva al cuestionamiento sobre si el graffiti es una forma de arte, o simple vandalismo juvenil. Para introducir esta discusión primero hay que definir qué se considera vandalismo, para esto funciona la teoría de Ricard Mari Sagarra y Álvaro Libran, quienes lo conceptualizan como “una inclinación del espíritu a destruir sin respeto de cosa alguna”, esta definición da a entender que el vandalismo es un asunto de actitud o inclusive de naturaleza, de la personalidad del que lo comete. Al nivel urbano callejero se suele entender como algo “propio de la gente joven que, actuando en grupo, causan daños en las cosas con el único propósito de destruir.” 
Uniendo todo esto, los autores concluyen que el acto vandálico puede definirse como aquél “realizado por una persona o varias con un resultado de daños en las cosas y perjuicios tanto a bienes privados como a entidades públicas, sin otro ánimo que el de la destrucción.” Por otro lado, para Curro Aix el vandalismo es "una de las manifestaciones de iconoclasia que tiene peor consideración social, concibiéndose como una   expresión de irracionalidad injustificable que escapa al sentido común. En un primer nivel, y atendiendo al tipo de ícono agredido, los actos vandálicos pueden calificarse como acciones contra el patrimonio (yacimientos arqueológicos, monumentos, estatuas, etc); contra el mobiliario urbano (cabinas, farolas, contenedores, señales de tráfico, etc); contra la propiedad pública (espacios institucionales, medios de transportes, etc); y contra la propiedad privada (ventanas y fachadas de casas particulares, comercios, bancos, coches, sedes de partidos políticos, etc). 
El graffiti siempre ha estado ligado a una condición transgresora, extralimitada, combativa, y es éste carácter lo que constituye su esencia: la ilegalidad; sin esta el graffiti pierde una de   sus causas básicas de producción. Basándose en esto sería muy fácil concluir que en efecto se trata de ese vandalismo irracional que define el autor arriba mencionado, sin embargo no se puede pretender ver la realidad en blanco y negro: Vandalismo es una palabra que puso el gobierno ahí, los sistemas, ¿qué es vandalismo? Ahora si nos vamos por el lado de lo que te dice el diccionario y lo que te dice el sistema de lo que es vandalismo, técnicamente si yo rayo una pared sin permiso es vandalismo. Por eso el movimiento graffiti aplicó esa palabra a todo el vocabulario de graffiteros, ‘mae voy a hacer unos vandalismos ahí en la noche…’ el sistema le puso nombre a eso y se llama vandalismo. Pero yo no lo veo como un vandalismo, lo veo como arte. Ahora, entra mucho el esfuerzo de las personas por pintar su casa de un color bonito y llega un mae en la madrugada y le raya la pared. Yo generalmente no rayo casas, primero porque estéticamente a mí no me gusta como se ve, prefiero buscar los muros que te dije anteriormente (muros descuidados y en abandono en parques y espacios públicos). Y segundo porque no es justo, imagínese usted que tenga su casa bien pintadita y se levante en la mañana y esta toda rayada. Yo pienso que uno tiene que respetar el espacio ajeno. 
El poder político, ayudado por los medios de comunicación masiva, crea iniciativas que le ayudan a detener y reprimir al vandalismo; en algunos casos se da por medio de un proceso de privatización, o bien por el aumento en las medidas de protección del espacio público, o en otros ejemplos con el endurecimiento de la legislación que sanciona tales actos. Con todo  esto busca deslegitimarlos y criminalizarlos al definirlos como irracionales y quitándoles toda motivación social o política. Sin embargo, es muy claro que muchos de los considerados   actos vandálicos relacionados con la invasión del espacio por medio del graffiti expresan un descontento social, una forma de antagonismo al sistema, y es exactamente por eso por lo que son perseguidos e ilegalizados. A esto se antepone el carácter visiblemente atractivo del graffiti plásticamente hablando, tomando en cuenta la técnica, destreza del pintor, estilo y los colores llamativos que se usan, lo que se puede analizar desde un punto de vista completamente artístico y pictórico, dejando de lado las cuestiones ideológicas y simbólicas.   
Mas, el arte es una noción abstracta, fruto del concepto que el ser humano tiene de su obra y de la naturaleza; su definición además depende de cómo la sociedad de cierta época ve a su mundo y entorno inmediato. Por tanto es atemporal, porque el observador de una obra de arte la interpreta según el sistema de valores que maneje al momento de realizar el análisis, así es como termina revalorizándola cada vez que la vuelve a ver. Es por esto que un investigador no se puede aventurar a encontrar una definición para el concepto de arte ya que se trata de un asunto meramente subjetivo, a pesar de que el poder intente establecer qué se considera arte y qué no, al final esta decisión queda en las manos del espectador solamente. 
Para muchos el graffiti permite la flexibilidad y libertad artística que no se pueden encontrar en cursos universitarios o en exposiciones de corte más comercial. La discusión sobre si se trata de arte o vandalismo ha resultado en un círculo vicioso del cual aún no se sale debido a que las opiniones enfrentadas son sumamente antagónicas. Además es difícil llegar a una conclusión ya que en efecto existe una definición y una idea general de lo considerado como vandalismo, mas no se puede definir al arte como un concepto de glosario, la decisión de qué es arte o qué no lo es resulta ser una cuestión subjetiva. Finalmente, y a pesar de que puede resultar una posición simplista, la controversia se resume en que se trata de una cuestión de punto de vista y apreciación personal; como reza el dicho popular: “la belleza esta en los ojos de quien la mira”.







Fotografía tomada de: Graffiti Costa Rica

1 comentario:

Anónimo dijo...

El grafiti es una expresión de arte que en muchas ocasiones puede utilizarse como medio de protesta social. También, el grafiti involucra a las personas de forma cotidiana.
Martin